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15 de junio de 2011

Señores magistrados…. ¿en qué están pensando?

Por Miguel Gómez Martínez
MIGUEL GOMEZ MARTINEZ
Parecería un chiste escuchar que Al Qaeda envió un mensaje de felicitación a la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, al tiempo que los gobiernos de Irán y Libia emitieron un pronunciamiento público en el que aplaudían la actuación de esa Corporación judicial. Lo que en ciertos hemisferios sería absurdo e imposible, en nuestro trópico resulta igualmente absurdo y sin embargo  posible.  ¿Cómo así que ANNCOL y el abogado de Joaquín Pérez, portavoz internacional de las FARC, aplaudían en todos los micrófonos la decisión de nuestra Corte Suprema de Justicia en el sentido de no darle ninguna validez a las pruebas recuperadas durante la operación Fénix contra Raúl Reyes? Lo anterior al tiempo que los abogados de todos los políticos vinculados con la farco- política festejaban el veredicto de la Corte y los gobiernos de Rafael Correa y de Hugo Chávez felicitaban con entusiasmo la decisión del alto tribunal colombiano. Ha sido tristemente “normal” que los aliados de las FARC se solidaricen con las causas que ese grupo guerrillero defiende, como el canje negociado de terroristas por soldados o el despeje de un área…¡pero que esos mismos aliados (ANNCOL, Chávez, Correa, Joaquín Pérez etc.) expresen ahora toda su solidaridad y apoyo frente a la Corte Suprema de Justicia!
¿No es esto el mundo al revés? ¿Hasta dónde ha llegado nuestra justicia, como para que mezquinos intereses políticos estén por encima de la seguridad nacional y de la lucha integral y a brazo partido contra el terrorismo?
 Esta decisión fue una peligrosa ridiculez, suficiente para confundir al más interesado de los expertos. No soy abogado y en días como hoy me siento particularmente satisfecho de no serlo. Pues al igual que la inmensa mayoría de los colombianos, yo también vi estupefacto cómo la Corte le cerró las puertas a uno de los escándalos más graves de nuestra historia reciente, el de la farco-política, con unas argucias que demuestran cómo en este país las formas están por encima del fondo. A la Corte no le bastó con que esas pruebas si hubieran sido avaladas por la Interpol, la Corte Penal Internacional o la Audiencia Nacional Española. No solo dijo la Corte que se “inhibía” para conocer sobre tales pruebas, sino que, aún en el caso en que se propusiera revisarlas, consideraba que no eran válidas pues los correos fueron allegados en archivo “Word” y no en archivo de “e-mail”. Como quien dice, la operación Fénix no sólo fue un acto ilegal cuyos resultados no pueden ser aceptados de plano, sino que las pruebas “ilegalmente” recopiladas son vulgares montajes hechos en “Word”.
¿Cómo nos deja este mensaje ante la comunidad internacional y particularmente frente a los países que demandan a Colombia por la operación Fénix? ¿En dónde queda la moral de la tropa? ¿Con qué pruebas espera la Corte procesar a un arsenal de farco- políticos que han hecho tanto daño como los para- políticos y que gracias a esta sentencia hoy pueden dormir seguros de que la justicia en Colombia no los perseguirá? ¿En qué están pensando estos magistrados?

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