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6 de julio de 2011

¡EL TLC, EL GRINGO Y CHUZADAS!

Por: Luis Guillermo Blanco O.
Opinión ciudadana

Apreciado lector: sin compromiso me podrá creer lo que a continuación les narro: Siendo casi las 5 a.m., de una mañana cualquiera del mes de abril, como casi todas los del año hago mi aparición en un parque al norte de la ciudad para repetir ya no a un ritmo tan acelerado, mis ejercicios matutinos en compañía del fresco menta de la madrugada y del aire puro que a esa hora todavía nos permiten decenas de frondosos árboles que como grullas expectantes otean desde sus copas el arribo lento de algunos casi fantasmagóricos madrugadores. La instrucción trato de hacerla antes de que esa jauría de locos cotidianos incontenibles y desordenados, empiecen a invadir con sus vehículos y pitos la tranquilidad del sector; los vendedores informales a armar tímidamente sus carpas y papás con sus retoños todavía somnolientos, a ocupar sin ningún pudor las zonas de circulación, mientras aparecen en gallada esos armatostes en su mayoría vetustos y ruidosos, que con devoción afectada van trepando el futuro del país. Pero el día referido, la historia estaba por cambiar por culpa de un hombre alto, delgado, para más señas mono, que en sentido contrario pasó y me empujó con fuerza, con mala leche; al hacerle el reclamo me ripostó con enredado acento TLC, TLC, acto seguido, me dio la espalda, me hizo una seña con los dedos y raudo continuó; yo quedé algo perplejo.
Al principio no capté lo que estaba pasando, pero transcurrido unos segundos logré reponerme y descifrar el mensaje del gringo; había sido claro, contundente, no necesitó más que esas tres letras para ofenderme en lo más profundo de mi ser, me sentí molesto, avergonzado, me había dado por donde más duele: en el alma, en mi dignidad de hombre y de colombiano, entendí el mensaje. Me dijo, sin temor a equivocarme: limosnero, violador de derechos humanos, narcotraficante, en fin...; le entendí perfectamente: ¡Te…, ele…, Ce…! Me preguntaba ¿por qué el gringo me enrostra algo que cada vez está más embrollado? Los ofendidos deberíamos ser nosotros los colombianos con tan ‘desgastador, humillante y costosísimo peregrinaje burocrático’. Después de divagar y tejer toda suerte de conjeturas, finalmente me dije así mismo: ¡el incidente queda de ese tamaño, no le voy a dar más trascendencia! Sin embargo al rato volví a recordar el episodio con algo de molestia, se me vino a la mente algo que nunca sospeché siquiera que fuera capaz de imaginarlo y menos de escribirlo: es sí a ese impredecible Presidente, vocinglero, pizpireta y perseguidor de medios no le asistiría algo de razón en lo que dice; de pronto las ofensas que él lanza con rapidez e insolencia contra los ‘gringos’ no son tan gratuitas, por lo menos la estrategia le funciona de maravilla, por algo los gringos le pasan todo y todas, le tienen ¡PÁNICO! ¿Será que nos iría mejor hablando duro y golpeado? ¿O tal vez, respondiéndoles con la misma diplomacia embustera con la que nos tratan? Eso de que somos los mejores ‘amigos de la región’, no se lo cree nadie.
A propósito del Tío Sam y de la interminable lista de condiciones de todo tipo que nos impone para la firma del TLC - no sólo ultrajantes sino abiertamente intervencionista - no olvidemos que el tío en nombre de la paz y en defensa de las instituciones democráticas del mundo, sostiene y alimenta guerras en Irak y Afganistán; ahora están en Siria y Libia, conflictos en donde se han violado “derechos humanos”; incalculables barbaries han cometido, torturas y matanzas de inocentes se comprueban. En Colombia, la violación de esos derechos se han dado por otros motivos y algunas por circunstancias externas: narcotráfico - consumo USA -, guerrilla y paras – armas MADE IN USA-. El país sin embargo hace enormes esfuerzos para salir de ese atolladero feroz, apresando, enjuiciando y en cientos de casos extraditando; tanto, que el Presidente Santos encontró un país más viable que el de hace 8 o 10 años.
En cuanto a lo de las famosas ‘chuzadas’, tema incluido en la extensa lista de afrentas TLC, que tan deliberado alboroto han causado, las mismas se están realizando con total impunidad desde hace más de 40 años, no por eso hay que seguir permitiéndolas – en alguna época estar chuzado era IN – ojalá sirva la coyuntura para ponerle precisiones al tema. Muchos personajillos, valiéndose de todo tipo de estratagemas y ‘medios’ posibles, aprovechan el momento que con cálculo preparado fabricaron para hacerse a réditos políticos, enlazar odios o, para pasar cuentas de cobro a través de jueces o fiscales, algunos al parecer muy impresionables. Ojalá la Fiscal VIVIANE MORALES, a quien el país tiene en alto concepto y, en lo personal lo mismo, entre a ponerle orden al asunto.
Otra cosa, que es consustancial con lo anterior: gran parte de esa prensa que hoy critica y denuncia con morbosidad, ha sido responsable por acción u omisión, de que este tipo de actos hubieran prosperado en el tiempo y el espacio – aclaro, entiéndase permanencia -. Mucha de la información con la que alimentaron por semanas y años, titulares, denuncias y escándalos, clasificadas por la época como ‘anónimos’, al parecer fueron compradas o encargadas a “mercachifles” dedicados a tan prospero y consentido negocio que encontraron en la “reserva de la fuente” y en la permisibilidad de las autoridades, un refugio a la impunidad. ¡Qué doble moral y cinismo se arraiga en el espíritu de muchos compatriotas!
Volviendo al cuento del ‘gringo’, yo, hasta antes del sacudón fui defensor a ultranza del TLC.; con la visita hace unas semanas del Presidente JUAN MANUEL SANTOS a su par OBAMA, ya no estoy tan seguro. Se me olvidaba, por ahí he vuelto ver al gringo, cada vez que pasa, me mira y se ríe; me parece que todavía me sigue haciendo figuras con los dedos.

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