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22 de septiembre de 2011

EL PORQUE EL PODER CORROMPE...

Siempre hemos escuchado decir, por boca de conocidos filósofos y sociólogos, casi como un dogma irreductible, que el poder corrompe. Y no solamente eso, sino que, además, la afición por el poder, es la peor enfermedad que padece el ser humano en el mundo entero, porque todos los sistemas educativos, religiones, culturas y sociedades la fomentan. Pero, creo que aunque pueda verse como tal, y la misma palabra esté tan contaminada, y haya millones de personas empeñadas en conseguir ese dominio, definitivamente no es verdad que el poder corrompa. Lo que pasa es que cuando al corrompido se le permite entrar a la esfera del poder, es el mismo poder con sus propios mecanismos, quien saca la corrupción a la luz y la hace visible. En consecuencia - todo esto independientemente de que el mundo está dominado por personas que en realidad son moralmente  inferiores, pero que intentan ocultar su inferioridad con alguna de las clases de poder - un honesto, temeroso de un Ser Superior, llámese Dios, Buda o Ala, que llega al poder, no tiene por que correr el peligro de ser corrompido, sino abusa de ese poder y lo utiliza para servir a los demás.
En “El Libro del ego”, Osho, considerado como “uno de los mil artífices del siglo XX”, incluso a la altura de Gandhi, Nehru y Buda, afirma también que no está de acuerdo que el poder corrompa.”Mi análisis es completamente distinto - dice - lo que pasa es que todo el mundo está lleno de violencia, avaricia, cólera, pasiones, pero como no tiene poder, es un santo. Para ser violento hay que ser poderoso. Para satisfacer la avaricia hay que ser poderoso. Para satisfacer las pasiones también hay que ser poderoso. De modo que cuando el poder cae en tus manos todo se revuelve en tu interior. El poder se convierte en tu alimento, en tu oportunidad. No es que el poder corrompa, sino que tú estás corrompido. No es que el poder que corrompa, sino que llevas la corrupción dentro de ti. El poder sencillamente te ofrece la oportunidad de hacer lo que quieres”.
Osho sostiene que, por ejemplo, “el poder en manos de un hombre como Buda Gautama no corrompe; por el contrario, ayuda a la humanidad a elevar su nivel de conciencia. El poder en manos de un Gengis Kan, destruye a los seres humanos, viola a las mujeres, quema vivas a las personas”. Según él, el poder es neutral en sí mismo. Abusa del poder el que alberga malos deseos y se deja sobrepasar por sus instintos. En buenas manos será una bendición; en manos de un inconsciente, una maldición. Y es que eso es así. Llevamos miles de años condenando el poder, sin percatarnos de que no debemos hacerlo.
Para Osho “hay que librar a las personas de todos los malos instintos ocultos en su interior, porque todo el mundo posee cierta clase de poder. No tiene que ser un gran poder. Basta con vender pasajes de Transmilenio en una estación; también eso otorga cierto poder. Estás ante la ventanilla, y la mujer detrás de ella ni siquiera te mira. Mira sus tarjetas de pase y te das cuenta que no le interesas lo más mínimo, que sólo le importa ponerte en tu sitio. Incluso el cobrador actúa como si fuera el presidente del país. De modo que no se trata de la posición. Ocupes la posición que ocupes, siempre tendrás cierta clase de poder, y necesitas saber cómo lo ejerces”.
En todo ese ejercicio importa también la estrategia. Por ejemplo: a las mujeres les gusta resultar atractivas, porque eso les da poder: cuanto más atractivas son, más poder ejercen sobre los hombres. La gente lucha durante toda su vida por el poder. Se quiere dinero porque da poder. Aspirar a ser Ministro o Presidente de la Nación, por el poder. Se quiere respeto y prestigio, por el poder. Las personas van en pos del poder por diferentes caminos y maneras. Pero es importante, que el poder, sea ejercido por quienes otorgan un significado predominante a los valores y al respeto de la verdad, la ley y la justicia, para que no lo envilezca, y se convierta en guarida de chacales y serviles.

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