Para tener bases morales intachables como persona adulta y profesional responsable e incorruptible, no basta con que la universidad y su entorno académico los traten de inculcar. Estas deben provenir de los preceptos familiares y escolares.
Entornos que son parte primordial del desarrollo del niño y el adolescente, que llegará a ser posteriormente el joven adulto que se va a capacitar en un centro de formación profesional.
Si en las etapas iniciales de formación se carece de una excelente estructura moral, el adulto será caldo perfecto de cultivo para caer en las garras de la corrupción.
No le corresponde a las facultades de jurisprudencia de las universidades enseñar valores y ética no adquiridas de cuna, como tampoco le corresponde a la Rama Judicial proteger únicamente al Estado olvidando o desconociendo al ciudadano.
La baja autoestima, la ambición y el gusto por la buena y fácil vida, son los mayores detonantes para convertir en corruptas a aquellas personas que logran llegar a cargos de poder, sin importar el tipo de estamento: público o privado.
El poder tiene un sabor tan dulce que en muchos casos corrompe: por lo tanto es obligación del Estado educar a sus niños y jóvenes ciudadanos, a la familia apoyar esta educación y a todos los ciudadanos promover constantemente el sentido real de los valores morales y éticos de vivir en sociedad, para que así ese sabor dulce que tiene el poder se pueda utilizar para hacer las cosas bien y no bien mal.
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JULIA EMMA GARZON |
El 5 de marzo de 2010, y con gran despliegue de los medios, la entonces presidenta de la Sala Disciplinaria del Concejo Superior de la Judicatura, la Dra. Julia Emma Garzón dijo que "En todo el país los jueces y abogados que, desafortunadamente, empañan la profesión y la función de la Rama Judicial", frente a los crecientes hechos de corrupción protagonizados por juristas que son objeto de investigación por parte de ese organismo. Haciendo un llamado a la ciudadanía para que denuncie los casos de los que tengan conocimiento para así evitar los desfalcos al Estado.
Preocupante que se desfalque al Estado pero también lo es que se desfalque al ciudadano del común, por medio de los profesionales de la justicia.
Pero con ese precepto hasta a nosotros nos han respondido fiscales y jueces al cuestionarlos por actuaciones en procesos que se encuentran en sus despachos del porque no les dan el debido impulso, sus respuestas han sido que ellos tienen casos de “mayor importancia” que los nuestros.
Indudablemente son muy pocos los abogados que manejando casos que involucren al Estado y los millones de millones que implican casos como el del carrusel de la contratación, pero para nuestros clientes tienen la misma relevancia y en todos los casos, igual importancia.
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HENRY VILLARRAGA |
Se hace mucho ruido ahora en los medios cuando se logra UNA sanción a un togado, bien sea abogado, juez, magistrado o fiscal. Si es de alto estrato o alto cargo mucho más. Como en días pasados el actual presidente de la Sala Disciplinaria del Concejo Superior de la Judicatura Dr. Henry Villarraga refiriéndose a la sanción dada a la abogada Margarita María Cock, cambio el discurso y les dejo a las universidades la carga de “inculcar valores” a los futuros profesionales del Derecho.
Pero es solo UNO de los muchos casos que se denuncian, porque aunque se “anime” a las personas a denunciar se sabe que las denuncias van a parar al canasto del olvido. Y lo que si con seguridad se va a lograr son consecuencias muchas veces funesta en contra de la parte del proceso que se atreve a denunciar cualquier tipo de irregularidad.
No en vano la profesión más ataca es la del ejerció del Derecho, puesto que en nuestras manos están situaciones vitales para nuestros clientes. Y esto concede un poder grandísimo que a diferencia de otras como la medicina en la que textualmente esta la "vida física" del paciente en manos del profesional, en las nuestras esta la integridad física, emocional o material de nuestros representados.
Es muy fácil “animar” a denunciar, es muy cómodo endilgar culpas a otros para zafarse de las propias responsabilidades y “solicitar” a otros que las asuman!
Señores de la Sala Disciplinaria del Concejo Superior de la Judicatura, no acudan a buscar soluciones externas para que otros hagan su trabajo, asuman la responsabilidad del cargo que aceptaron libremente, precisamente para hacer respetar la ley dentro de su propio gremio, ejerciendo transparente, honesta y objetivamente sus obligaciones.
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